Como si se tratara de un trágico homenaje, el Mediterráneo asistió ayer a un gran accidente marítimo,
justo cuando se cumplen cien años del hundimiento del Titanic. En este
caso se trata del mayor crucero italiano, el «Costa Concordia», con
4.229 personas a bordo. El naufragio se produjo en el mar Tirreno, frente a la isla de Giglio, situada en el centro de Italia. Y, al cierre de esta edición, las magnitudes de la tragedia eran 3 fallecidos, 40 heridos y, al menos, 40 ocupantes desaparecidos —inicialmente,
la cifra era de 70—. Un hombre de nacionalidad peruana, miembro de la
tripulación, y dos turistas franceses son las víctimas conocidas. Los
socorristas recuperaron sus cadáveres en el mar. Asimismo, continuaron a
lo largo del día las tareas de búsqueda en torno al casco del barco, de
114.500 toneladas y casi 300 metros de eslora. Por otro lado, de los 40
heridos, dos de ellas se encuentran en estado grave. Una con un
traumatismo craneal y otra en la espina dorsal.
En la nave viajaban 177 españoles. Ese crucero
se podía contratar a un precio de poco más de 404 euros que incluía ocho
días y siete noches. Este diario consiguió contactar con siete de los
valencianos a bordo, todos ellos de la provincia de Alicante. En el
crucero también viajaban 107 latinoamericanos, un andorrano, casi un
millar de italianos, 569 alemanes y 462 franceses, los tres países con
mayor número de pasajeros por delante de España.
El accidente se
produjo el viernes a las 21.40 hora local (20.40 GMT) cuando se dirigía a
la provincia de Savona, en el noroeste de Italia. El barco de la
compañía Costa Cruceros tenía escalas en Barcelona y Palma de Mallorca,
así como Palermo y Cagliari (Italia) y Marsella (Francia). Esta vez, el
recorrido del crucero no incluyó la ciudad de Valencia aunque sí que lo
hizo en ocasiones anteriores. El buque provenía del puerto de
Civitavecchia, a 70 kilómetros al norte de Roma, y chocó contra la roca
cuando se encontraba a 300 metros de la costa.
Acusado de homicidio múltiple
La
Fiscalía de la ciudad de Grosseto detuvo ayer a Francesco Schettino,
capitán del «Costa Concordia», por homicidio múltiple. Al respecto, el
comandante afirmó que la roca «no estaba señalada en las cartas» de
navegación. Como consecuencia de este choque, el casco del buque se
rasgó y pronto empezó a escorarse para terminar parcialmente sumergido.
El capitán, de 52 años, fue acusado de naufragio y abandono el barco
mientras muchos pasajeros todavía se encontraban en el interior. Junto a
él, también ha sido investigado el primer oficial del puente de mando,
Ciro Ambrosi, aseguraron los medios italianos.
Por el contrario,
según un comunicado de prensa de Costa Cruceros, «el capitán estaba en
el puente de mando en ese momento» y avisó inmediatamente a las
autoridades. Ante la severidad de la situación se inició «una maniobra
destinada a garantizar la seguridad de pasajeros y tripulación» y
comenzaron a evacuar el barco.
Un español desaparecido
Al
comprobar de que la situación no podría ser controlada, Schettino
ordenó cambiar de rumbo, dirigirse hacia la propia isla y encallar.
Desgraciadamente, esta operación fue complicada debido a una repentina
inclinación de la nave, que hizo difícil el desembarque.
El
embajador de España en Italia, Alfonso Lucini, confirmó que hay un
español «de más de 80 años» desaparecido. La familia del octogenario,
llamado Guillermo, natural de Palma de Mallorca, se separó durante el
naufragio. De este grupo de ocho personas, unos lograron embarcarse en
una lancha de salvamento y otros saltaron al mar. Otro joven de
Mallorca, alojado en un hotel de Roma, tampoco tenía noticias de los dos
amigos que le acompañaban.
La tragedia tuvo lugar cuando la
mayoría de los pasajeros cenaba. Tras escuchar un fuerte golpe e irse la
luz, el comandante aseguró que se trataba de una avería eléctrica. «Ha
sido una pesadilla, parecía el Titanic, pensábamos morir», afirmaron
tres italianos.
Varios turistas españoles y latinoamericanos
expresaron durante el «caos» que se vivió en la evacuación. «La
tripulación no tenía ni idea de cómo evacuar el barco y el capitán nos
mintió. Dijo hasta el último minuto que todo estaba controlado y que
solo era un fallo eléctrico», comentó una chilena.
La mayoría de
pasajeros fueron traslados a diversos hoteles a la espera de volver a
sus países. El embajador Alfonso Lucini afirmó que «todavía no se ha
decidido si habrá un vuelo chárter único para los españoles con destino a
Barcelona y desde allí distribuirlos en vuelos regulares a sus lugares
de residencia o además de un vuelo a la capital catalana, cada español
viaje en vuelos regulares a su ciudad de procedencia».
Por otro lado, el Consejo Europeo de Cruceros anunció una investigación completa del naufragio.