miércoles, 18 de enero de 2012

Comandante sin escrúpulos.

El capitán de la nave Costa Concordia, Francesco Schettino, ha admitido a la policía que el accidente se debió a un error suyo, según indica la BBC citando un documento filtrado de la investigación. Schettino ordenó que el buque se diera la vuelta "demasiado tarde", según fuentes judiciales. "Conocía muy bien las profundidades de la zona", ha explicado.

El martes, Schettino fue puesto bajo arresto domiciliario. "Imprudente, incapaz y fuera de quicio". Valeria Montesarchio, la juez de Grosseto, califica así la conducta del capitán. La magistrada ha permitido que Schettino vuelva con su familia, cerca de Nápoles, porque opina que es improbable que se fugue, en contra de lo que sostienen los fiscales. "Schettino se quedó en la costa de la isla de Giglio toda la noche, viendo cómo se hundía el Concordia", dijo Montesarchio.

Si no huyó en aquellos momentos, cuando el desastre asumía proporciones cada vez más dramáticas, es improbable que lo haga ahora. Todos los medios de comunicación ya transcriben la conversación entre el oficial de capitanía y el comandante. A 01,46 h del sábado, ya se habían producido dos conversaciones sobre el “problema técnico” que afectaba al buque italiano.




Sin embargo, a esa hora, los carabinieri ya sabían que algo sucedía pues habían recibido llamadas de teléfonos móviles de algunos pasajeros. El oficial de guardia de la Capitanía Marítima vuelve a llamar al capitán Schettino y éste responde con ambigüedades, por lo que se produce el siguiente diálogo, de cuatro minutos de duración.

De Falco: Hola.
Schettino: ¿Sí?
D.F.: Soy De Falco de la Capitanía de Livorno, ¿capitán?
S.: Sí. Buenas noches, comandante De Falco.
D.F.: Dígame su nombre.
S.: Soy el capitán Schettino.
D.F.: ¿Schettino? Escuche, Schettino, hay personas atrapadas a bordo. Vaya con su lancha por debajo de la proa de la nave, por el lado derecho. Hay una escalera [de cuerda para los rescates]. Súbase a la escalera hasta llegar a bordo de la nave y me dice cuántas personas están allí. ¿Está claro? Estoy grabando esta conversación, capitán Schettino.
S.: Entonces comandante, le voy a decir una cosa…
D.F.: Hable en voz alta.
S: La embarcación ahora… yo estoy aquí, en frente.
D.F.: Capitán, hable más alto, ponga la mano delante del micrófono y habla [le tutea] en voz alta. ¿Entendido?
S.: [Schettino habla con alguien que está cerca de él]
S.: Comandante, en este momento la nave está inclinada.
D.F.: Entendido. Hay gente bajando por la escalera de proa. Usted recorre esa escalera en sentido contrario, se sube a la nave y me dice cuántas personas hay. ¿Entendido? Me dice si hay niños, mujeres, o personas que necesitan asistencia. Mire, Schettino, usted se ha salvado del mar, pero yo lo llevo… de verdad muy mal… se las voy a hacer pasar canutas. ¡Suba a bordo, coño!
S.: Comandante, por favor.
D.F.: No por favor… Suba ahora a bordo. Me tiene que asegurar que está subiéndose a bordo. S.: Estoy aquí con la lancha de socorristas, estoy aquí, no me voy a ningún sitio, estoy aquí…
D. F.: ¿Qué está haciendo, capitán?
S.: Estoy aquí para coordinar el rescate.
D.F.: ¿Qué coordina desde allí? Suba a bordo. Coordine las labores a bordo. ¿Se niega?
S.: No, no me estoy negando.
D.F.: ¿Se está negando a subir a bordo, capitán? Dígame la razón por la cual no sube.
S.: No voy porque la otra lancha se ha parado…
D.F.: Suba a bordo. Es una orden. Usted no tiene que hacer deducciones. Usted abandonó la nave, ahora mando yo. ¡Suba a bordo! ¿Está claro? ¿Me oye? Suba y me llama directamente desde allá. Está allí mi responsable de rescate.
S.: ¿Dónde está?
D.F.: Está en la proa. Hay cadáveres, Schettino.
S.: ¿Cuántos cadáveres hay? D.F.:  No lo sé… sé de uno. Escuché que había uno. Me tiene que decir usted cuántos hay. ¡Dios!
S.: Pero, ¿se da cuenta de que está oscuro y no se ve nada?
D.F.: ¿Y quiere volver a su casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere volver a su casa? Suba a proa por la escalera y me cuenta qué se puede hacer, cuántas personas hay y qué necesitan. ¡Ahora!
S.: Estoy con el capitán de segunda.
D.F.: Suban los dos entonces. Los dos. ¿Cómo se llama el segundo?
S.: Dimitri.
D.F.: Dimitri, ¿qué?
S.: Dimitri Christidis.
D.F.: Vale. Usted y su segundo suban a bordo ahora mismo. ¿Vale?
S.: Yo quiero subir, pero la otra lancha que está aquí… Hay otros rescatadores y se ha parado, se ha instalado allí. Acabo de llamar a los otros rescatadores.
D.F.: Hace ya una hora que me está contando lo mismo. Ahora suba a bordo, ¡a bordo! ¡B-O-R-D-O! y luego me cuenta cuántas personas hay.
S.: Está bien, comandante.
D.F.: ¡Suba ya!.

Equipo Redacción Yeyo@Cruisers