martes, 31 de enero de 2012

Grandes barcos y grandes catástrofes.


El reciente accidente del crucero Costa Concordia en aguas de Toscana, con un balance hasta el momento de diecisite víctimas mortales, evoca otras grandes tragedias que la humanidad ha sufrido en los mares. Los naufragios han existido desde los albores de la navegación, pero en el siglo XX y lo que llevamos del XXI, cuando el desarrollo tecnológico e industrial han alcanzado sus mayores cotas, han seguido produciéndose.


 
Titanic (1912).
La más célebre tragedia naval de la historia tuvo lugar en aguas del Atlántico Norte. En la noche del 14 de abril de 1912, el majestuoso transatlántico RMS Titanic, que había zarpado cuatro días antes del puerto de Southampton(Inglaterra), con destino a Nueva York, para completar su viaje inaugural, chocaba con un iceberg. En apenas unas horas, el barco más lujoso e imponente de la época se iba al fondo del mar. Con él perecieron alrededor de 1.500 personas, ahogadas y por hipotermia. Había nacido una leyenda.

 
Príncipe de Asturias (1916)
Otra de las grandes catástrofes náuticas la protagonizó un buque español, Príncipe de Asturias. El barco, un vapor correo que unía España con el continente americano, había partido de Barcelona con destino a Buenos Aires. A bordo llevaba muchos emigrantes que buscaban huir de las penurias de una Europa en llamas por la Primera Guerra Mundial, pero no alcanzarían su destino. Tras seis días de navegación con un tiempo adverso, en la madrugada del 5 de mayo de 1916, éste colisionaba con un arrecife en las costas de Ilhabela, una isla del estado de Sao Paulo. Al menos 600 personas murieron, pero quizá fueran muchas más, porque se sospecha que llevaba un gran número de polizones en su seno.
 

Andrea Doria (1953)
Fletado en 1953, el gran transatlántico italiano Andrea Doria completaba en julio de 1956 uno más de sus viajes entre Génova y Nueva York. Cuando navegaba cerca de la costa de Nantucket, Massachussets, en medio de un banco de niebla, su radar detectó que se acercaba peligrosamente un buque desconocido. Se trataba del Stockholm, un buque de bandera sueca que también circulaba por la zona. Una serie de fallos en cadena y malentendidos por los movimientos de una y otra embarcación terminó con la proa del barco sueco rasgando el casco del Andrea Doria, que se fue a pique. Aunque las cosas habían cambiado respecto a los tiempos del Titanic y la mayoría del pasaje pudo ser rescatado, 51 personas murieron.


Kursk (2000) 
El submarino nuclear ruso Kursk protagonizó en 2000 el último gran desastre naval. Algo falló mientras realizaba unas maniobras en el Mar de Barents el 12 de agosto. El interior del submarino sufrió una explosión mientras realizaba unos ejercicios de disparo de torpedos sin carga. Pese a los intentos de los mandos, el Kursk no consiguió emerger y colisionó contra el fondo marino mientras las llamas y el humo iban adueñándose sucesivamente de los compartimentos interiores. La mayoría de la tripulación murió como consecuencia de las primeras explosiones o del agua que se coló a raudales tras abrirse un agujero en el casco, pero al menos dieciséis hombres consiguieron refugiarse en las partes estancas traseras. Se estima que resistieron allí con vida al menos seis días. Las autoridades rusas tardaron más de dos semanas en admitir la tragedia del Kursk, pero finalmente tuvieron que pedir ayuda internacional para recuperar los restos del submarino. Un año después, y tras una costosa y compleja operación, una barcaza holandesa especialmente diseñada para ello, lograba reflotar los restos del submarino siniestrado y remolcarlos hasta la costa para proceder definitivamente al desmantelamiento de su carga nuclear.

Equipo Redacción Yeyo@Cruisers